miércoles, 21 de febrero de 2018

Baloncesto Alevín Mas. La Torre 45 EPBazán-Rosales 48

El Emilia venía de realizar uno de los partidos más bonitos y completos de la temporada contra Franciscanos. Un partido que se ganó de 20 puntos. Todo salía bien, y se nos veía un equipo compacto y compenetrado. 

Llegó la siguiente jornada y todo hacía presagiar un partido tranquilo empezando con un 2-12 a nuestro favor. Pero todo se ensució por un partido bastante turbio en el que las faltas fueron las protagonistas. 

Desde el banquillo vivimos los primeros sextos del partido de una forma muy silenciosa. Sinceramente es un placer cuando todas las decisiones que se toman en la pista son muy cercanas a la manera de ver el baloncesto de uno mismo. Un juego generoso, con intentonas individuales cuando no hay más remedio y siempre buscando crear alguna ventaja en ataque. Y una defensa también generosa en la que todos están intentando contener sin perder intensidad. 

Pero como ya dije las faltas fueron las protagonistas de este encuentro. Al rival le pitaron la friolera de 20 faltas durante el encuentro, entraron en bonus tres de los seis sextos, un jugador acabó expulsado y otros dos se quedaron a las puertas de serlo. Y esto solo fueron las faltas sancionadas, que ya todos sabemos en Minibasket suele haber muchas más de las que un árbitro puede visualizar. 

Y aquí quería pararme por un momento, hay partidos en los que si solo hay una árbitro es muy difícil ver todo, igual que es muy difícil mantener el control del partido, a la vez que se aguantan presiones que vienen desde los propios jugadores, desde el banquillo e incluso desde la grada. Es una profesión dura sin duda, y siempre habría que agradecer que se intente hacer el mejor trabajo posible, porque sinceramente este fue un partido más difícil para la árbitro que para los demás que estábamos sobre la pista. Y eso que se van acumulando golpes, frustraciones y acciones que parecen ir siempre en contra de las que las recibe. Es una pena focalizar todo esto que comento en la figura arbitral, aunque también entiendo que sea lo fácil.

Pero bueno volviendo al partido nuestro rival se fue acercando en el marcador progresivamente aventajándonos en cada sexto por pocos puntos. Por raro que parezca desde el banquillo no estuvimos nerviosos hasta el último sexto, y si nos pusimos nerviosos es porque el partido había descarriado en el aspecto de la deportividad. Costó mantener a los jugadores en el partido y que se centrasen en únicamente jugar, ya que si seguían así las cosas habría que empezar a competir con las reglas del boxeo en lugar de las del baloncesto.  

Acabamos con un ajustado 45-48 y una rara sensación en el cuerpo que no nos gustaría volver a sentir en partidos venideros. Toca seguir trabajando y aprender de todas las experiencias que nos brinda el deporte.

También me gustaría agradecer el comportamiento y las palabras compartidas por el entrenador rival, que no era el entrenador oficial del equipo sino un padre de jugador que hizo las labores del mismo, y las oficiales de mesa que también ponía el equipo contrario. Mostraron toda la deportividad, respeto y profesionalidad que deberíamos ver siempre en el deporte base. Labor difícil también la que tuvieron entre manos. 
Crónica Noel Miguelez
Fotos M.Carmen Bello Todas as fotos aquí

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