Lo primero, nada más
llegar al CEIP Ría do Burgo, fue probarnos las equipaciones del Emilia
Pardo Bazán dar las primeras carreras, los primeros saltos e intentar
encestar las primeras canastas. El calentamiento fue bien, pero lo mejor
estaba por llegar.
Antes de entrar a los
partidos realizados recordar que en esta competición no hay marcadores
por lo que ganar o perder tiene una importancia prácticamente nula,
estos encuentros van a ser sobretodo un campo de entrenamiento donde
poner en práctica los conceptos básicos que vayamos aprendiendo en la
actividad, así como ir haciendo partícipes a los jugadores y jugadoras
de todos esos valores positivos y significativos que tiene el deporte en
equipo.
Los nuestros tuvieron que enfrentarse
en el primer encuentro al Culleredo Blanco y al Culleredo Azul
respectivamente, quizá uno de los rivales a priori más fuertes de la
competición. Y para ser el primer partido de los peques creo que
nuestros dos equipos quedaron satisfechos con las sensaciones sobre el
campo. Todos pedían salir al campo una y otra vez y una vez allí lo
daban todo cada vez que la pelota estaba cerca de ellos. Todos y cada
uno de ellos sudó la gota gorda, recibió pequeños golpes y acertó y
falló en sus decisiones, pero cada vez que volvían al banquillo volvían
con una sonrisa.
Tras un breve descanso los
equipos se enfrentaron a Culleredo Blanco y a Franciscanos
respectivamente y se notaba que ya había menos nervios, que ya había
menos miedo al balón y que tenían unas ganas enormes de encestar el
balón. Poco a poco se vieron cosas interesantes y sobretodo siguieron
pasándolo en grande.
En general una más que
buena jornada y un satisfactorio estreno en la competición. Obviamente
queda muchísimo que aprender y mejorar, pero si en los entrenamientos
siguen con las ganas que pusieron en estos partidos, en el club estamos
seguros de que hay cantera para rato.
Por
último dar las gracias al C.B. Culleredo por ser unos magníficos
anfitriones, cediendo jugadores de sus altas categorías para desempeñar
la figura de árbitro y tener paciencia con nuestros jugadores y
jugadoras que están en proceso de aprendizaje y todavía cometen ciertas
irregularidades que son más que normales en esta categoría. Y es que el
baloncesto se aprende jugando.
Posdata:
También gracias a Mónica, entrenadora de nuestras cadetes que vino a
echarnos una mano, el brazo y lo que hiciese falta debido los apretados
horarios del resto de competiciones del C.D. Los Rosales.
Crónica Noel Miguelez
Fotos Maravilloso grupo de padres
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