Pese a que de primeras el resultado puede llevarnos a un engaño podría afirmar que en este partido se han jugado los mejores minutos de la temporada quizás.
Partido domingo a las 20:00, hora nefasta, nos presentamos en la pista con la alineación Pablo Cousillas, Manuel Valiño, Marcos Campo, Pablo Pérez, Sergio Suárez y Noel Gago, conscientes de la superioridad del rival hubo alguno de los anteriores que media hora antes del partido empezó con comentarios negativos respecto al resultado y al juego futuro. Nada más lejos de la realidad la primera parte comenzó igualada, un error nos costó el primer gol en contra, para pocos minutos más tarde ponernos a la par con un gol de Noel de falta directa, en este momento todo iba según lo previsto, pero una serie de fallos tontos en el área nos costaron un par de goles en contra, es ahí cuando el equipo pegó el gran bajón. Faltos de carácter, sordos a las indicaciones y deslocalizados en el juego.
Llegó la segunda parte con un marcador muy desfavorable, tras la correspondiente bronca, las propias indicaciones y el propio orgullo de cada jugador la segunda parte fue bien distinta, pese a seguir perdiendo y que el equipo rival era muy superior es aquí cuando se jugaron los mejores minutos de la temporada. Con seriedad, con dureza en las disputas de balón, con anchura, profundidad y calidad. Nos queda un mundo por mejorar, aún no somos un equipo de fútbol sala, pero cada vez nos parecemos más, pero por momentos nos parecemos al ejemplo del hombre ahogado “ el hombre que cae al mar intenta salir a flote, cree que por si mismo se salvará, pero no es suficiente y se hunde, cuando llega la ayuda se agarra al socorrista, al agarrarse a él también se hunden” he aquí la pericia de los ahogados y del socorrista la que demostrará de que pasta estamos hechos, la cosa sigue sin pintar bien pero podemos ver una pequeña luz al final del túnel la cual no hemos de dejar pasar.
La liga ya es una causa perdida pero aun podemos dar la voz cantante, la copa será diferente.
Trabajo, sacrificio , seriedad y forza Rosales.
Crónica Nacho Andrade
Foto de Archivo
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